Esta lámpara está decorando la bodega La Parra en mi villa.
Ha sido pintada la parte de hierro, tratando de imitar el color del latón, con purpurina dorada; y la red, también está pintada de color negro de humo.
Inicialmente, fue una lámpara de aceite tipo Marsaut de cierre magnético, transformada por un lampistero de nuestras cuencas, quien sustituyó la coraza por varillas; aunque tengo serias dudas de que la cepa sea la que tuvo originalmente la lámpara, ya que la lengüeta para aplicar el precinto de plomo, se contradice con el cierre magnético de la parte superior, que carece de él.
Después de cumplir su misión en la mina, donde aportó iluminación y seguridad en las labores mineras, pasó a iluminar un hórreo y posteriormente fue donada al actual propietario, siendo en su tercera vida, un singular objeto decorativo que no pasa desapercibido a quien visita el establecimiento.
Mientras escribo, día a día, la crónica para el blog, sigo con mis infructuosos intentos de que el ordenador portatil arranque. Las pruebas e instrucciones para hoy eran claras. Al primer intento apretando continuamente la tecla F1, contestaba el ordenador con el sonido de una campana, para terminar anunciando, con una parrafada en inglés, la misma cantinela de otros días. El mismo intento con otra tecla y vuelta a sonar la campana. Tal vez esta máquina, que lo sabe todo, me estaba felicitando, a su manera, por ser mi cumpleaños...
Así que proseguiré narrando diariamente este safari minero por Mieres, detallando el próximo lunes, la visita a un almacén.
Sigue...
Ha sido pintada la parte de hierro, tratando de imitar el color del latón, con purpurina dorada; y la red, también está pintada de color negro de humo.
Inicialmente, fue una lámpara de aceite tipo Marsaut de cierre magnético, transformada por un lampistero de nuestras cuencas, quien sustituyó la coraza por varillas; aunque tengo serias dudas de que la cepa sea la que tuvo originalmente la lámpara, ya que la lengüeta para aplicar el precinto de plomo, se contradice con el cierre magnético de la parte superior, que carece de él.
Después de cumplir su misión en la mina, donde aportó iluminación y seguridad en las labores mineras, pasó a iluminar un hórreo y posteriormente fue donada al actual propietario, siendo en su tercera vida, un singular objeto decorativo que no pasa desapercibido a quien visita el establecimiento.
Mientras escribo, día a día, la crónica para el blog, sigo con mis infructuosos intentos de que el ordenador portatil arranque. Las pruebas e instrucciones para hoy eran claras. Al primer intento apretando continuamente la tecla F1, contestaba el ordenador con el sonido de una campana, para terminar anunciando, con una parrafada en inglés, la misma cantinela de otros días. El mismo intento con otra tecla y vuelta a sonar la campana. Tal vez esta máquina, que lo sabe todo, me estaba felicitando, a su manera, por ser mi cumpleaños...
Así que proseguiré narrando diariamente este safari minero por Mieres, detallando el próximo lunes, la visita a un almacén.
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