Seis días en la Costa Brava, aunque dan para mucho, no fueron suficientes. Hubiera deseado hacer otro safari, adentrarse un poco más por el Sur de Francia y llegar a ver la colección de otro amigo donde se encuentra esta bonita lámpara de seguridad Cosset Dubrulle utilizada por los geómetras y transformada por un lampistero.
La distancia en este caso impidió el viaje; no obstante, es un motivo para justificar en otro momento realizarlo.
Además de las lámparas de Jacques me dio tiempo a visitar la bella ciudad de Girona, las turísticas localidades de Blanes y Tossa de Mar, que sin apenas gente en esta época y con un sol radiante resultaron especialmente atractivas.
No puedo dejar de mencionar la turística ciudad de Lloret de Mar donde estuve todos los días. Aparte de muchísimos hoteles cerrados en invierno, pude disfrutar de los hermosos paisajes de las playas de Lloret, Fenals, Boadella, Santa Cristina, Treumal y sus pintorescos entornos que dan singularidad a esta costa. En Can Saragossa intenté localizar entre los restos arqueológicos encontrados en las excavaciones de Puig de Castellet (Lloret de Mar) que se exponen en una masía, al menos, algún fragmento de alguna lucerna cartaginesa. No hubo suerte.
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