Museo Arqueológico de Alicante.Aún no disponía de cámara digital. Mi hija me prestó la suya y, aunque muy animado, era inexperto con la nueva tecnología. Había muchas cosas nuevas para mí en un solo día que empezaba a la hora en que abrió el museo.
Quedé un poco deslumbrado cuando me llevaron a una sala donde había preparados hasta dos focos para tener iluminación cruzada para que las fotos salieran perfectas.
Me habían preparado tres lucernas, que me parecieron estupendas, pero no sabía nada sobre ellas. Me dictaron lo que sobre ellas consideraron imprescindible que debía de saber y no me autorizaron a realizar ninguna otra foto que no fueran de aquellas tres que tenía delante; a las que pude fotografiar en cuantas posturas consideré oportuno.
La chica que me atendió, enseguida notaría que mis conocimientos sobre lucernas eran escasos.
Sigue…
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