Quinqué.La primera parada fue a las nueve de la mañana para tomar un café ya bastante cerca de Cangas del Narcea.
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En el bar había colgados dos candiles de sapo muy próximos a la máquina del café. Uno era una reproducción. El otro era un candil francés Tipo III sin gallo y con la pieza que lo había sustituido, antigua y singular.
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Mereció la pena la parada para ver este candil de sapo.
Pregunté al dueño si lo vendía, a pesar de la respuesta negativa, le debió agradar mi interés por su candil, ya que a continuación me trajo un quinqué de carburo muy bien conseervado para que le hiciese fotos también.
La siguiente parada fue Cangas de Narcea para que me indicasen la carretera que tendría que tomar para llegar a San Pedro de las Montañas. Enseguida me hablaron de otro bar en el centro del pueblo donde había candiles y lámparas de mina adornándolo.
Sigue…
Pregunté al dueño si lo vendía, a pesar de la respuesta negativa, le debió agradar mi interés por su candil, ya que a continuación me trajo un quinqué de carburo muy bien conseervado para que le hiciese fotos también.
La siguiente parada fue Cangas de Narcea para que me indicasen la carretera que tendría que tomar para llegar a San Pedro de las Montañas. Enseguida me hablaron de otro bar en el centro del pueblo donde había candiles y lámparas de mina adornándolo.
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