Por una carretera que era tan estrecha, que al cabo de poc tiempo, da la sensación de que recorres muchos kilómetros y la realidad es que, aunque son muy pintorescos, son pocos.
Cuando la carretera transcurría con castañales a ambos lados, éstas caían rebotando en el capó del coche. La primera vez te impresiona un poco. A la segunda empiezas a pensar… A la tercera detuve el coche y apañé una buena bolsa de castañas…
Según descendía una de las muchas cuestas por la que la carretera iba serpenteando la montaña, siguiendo hacia el interior de un estrecho valle, con un pequeño río que se intuía pero que no se veía.
Pude ver en este descenso al otro lado del valle, un pintoresco copín, que era un recinto donde se colocaban, no hace muchos años, las colmenas para protegerlas de los osos, muy golosos y amantes de la miel.
Después de tener la sensación de haberme extraviado en aquella ruta, al llegar a orilla del río y tras cruzar un puente, empezaron a aparecer las primeras casas, y en una de ellas encontré a José que me atendió con mucha amabilidad.
Lo primero que me llamó la atención fueron los cuarzos que tenía de adorno en lugares preferentes de su jardín. Tenía también un farolillo de carruaje incompleto y manzanas que me ofreció para que degustase.
Sigue…
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jueves, 14 de agosto de 2008
MINA DE ORO DE SAN PEDRO DE LAS MONTAÑAS EN CANGAS DEL NARCEA (IV)
Cuarzos decorando un jardín en San Pedro de las Montañas en Cangas de Narcea.
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