Como suelo hacer de manera más o menos rutinaria, doy una vuelta por mis conseguidores habituales de lámparas de mina y repuestos.
A pesar que mis inexcusables últimas actividades diarias me han llevado a posponer en diversas ocasiones este safari minero, a pesar de que me animasen continuamente a realizarlo la climatología y sobre todo el pintoresco y precioso paisaje, que aparece en otoño ante nuestros ojos en casi todos los rincones, de esta maravilla, que es Asturias.
Como es habitual, no me han defraudado y allí colgadas, en el lugar habitual, me esperaba esta nidada de lámparas. Eso sí, pagándolas a un precio, desde mi punto de vista, superior al que entiendo que valen, pero que he de aceptar, porque otras veces me ceden piezas que no hipervaloran, a pesar de ser ejemplares raros y bellos.
Efectivamente habrán notado en la foto, que poco a poco van apareciendo con mayor dificultad las lámparas de seguridad, por lo que he de conformarme en esta ocasión con media lámpara, a la que hay que reponer las cuatro varillas de hierro, la caperuza, el gancho, el encendedor, el aro tamizador y la cazoleta. En cambio, llevaba puesto un aro que he de investigar de qué se trata.
Habrá que buscar un rato para restaurarlas e intentar conseguir que tengan un aspecto un poco más saludable, teniendo en cuenta que a pesar del trato recibido son muy agradecidas a cualquier tipo de limpieza.
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