Hoy copio lo prometido: Un fragmento de Un poco del ayer en el concejo de Aller, obra de Guillermo Lorenzo:
Al día siguiente, bastante antes de que el personal de la mañana cogiese su lámpara, allí estaban Juanjo, César y Marino, un obrero que madrugaba todos los días del año media horita más, para tomarse en la lampistería un botellín de cerveza antes de entrar a la mina en el primer piso Tarancón, a manejar el panzer[1]. Juanjo se puso un buzo nuevo, un casco blanco, un foco que aún no había sido estrenado, con su pila o petaca al cinto y una lámpara de seguridad dorada, pulida, a la que había dado brillo durante toda la semana. La colgó al hombro. Aún así, con ese atuendo con el que quería parecerse a un minero, con ropajes y accesorios que no eran los adecuados para su trabajo, era lo que menos se asemejaba a un minero, por lo artificial que se mostraba.
César le tomó fotos de todas las posturas: fichando en la sala de lámparas, sentado a la mesa del despacho, limpiando y componiendo una de calderón, tomando notas ante los cuadros de fichas de los mineros que habían tomado su equipo, en fin, de todas las maneras y posturas.
La hora del relevo se acercaba y el personal se iba acercando a la lampistería para recoger sus lámparas. Juanjo aprovechó que alguno de los llegados era bastante conocido y quiso fotografiarse con ellos también.
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