Es una tentación, que cuando se presenta, es difícil resistirse. Yo he sido el primero en hacerlo en innumerables ocasiones. Hasta hace poco era posible comprar los vasos en las ferreterías de las cuencas mineras asturianas. Los encendedores era más difícil dar con ellos, pero siempre aparecían pequeñas nidadas. Los aros tamizadores la mayoría de la gente que no los conoce los deshecha, y nadie se preocupa que la lámpara lo lleve o no, basta con rellenar el hueco de este elemento con arandelas, ya que en la lámpara no se percibe exteriormente. Estos aros aparecían con frecuencia y era posible incorporarlos sin dificultad.
He encontrado y comprado en varias ocasiones lámparas completas, que por estar las piezas comentadas descolocadas, la lámpara no cierra, y quien la vendía desconocía el modo de colocarlas en su sitio.
El problema surge cuando el virus por las lámparas, si te ha contaminado, empieza a operar. Ya empiezas a preocuparte de aquello que no encaja, descubres que le falta algo, e intentas reponerlo. Ahí empiezan los problemas o las dudas: debo hacer tal cosa, o la otra.
Sigue…
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