Se trata de dos preciosas lámparas de seguridad, una transformada por los lampisteros asturianos y la otra, una lámpara Adaro fabricada en Gijón. Las dejó a un coleccionsita en Cataluña, que las llevará a su rincón minero en un pueblecito de Galicia donde espero que disfrute de estos bellos ejemplares durante muchos años.
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