Hoy, el azar ha permitido a la loba Picasa dar con este interesante candil, muy utilizado en todos los rincones de la geografía española por el material empleado, implicaba escaso precio, y lo sencillo de su construcción, con pequeñas diferencias de diseño de unos lugares a otros.
A estas cualidades hemos de añadir que la pátina formada por el humo del combustible que quemaba, aceite o grasa, les permite ofrecer mucha resistencia a la corrosión, pese a alumbrar en ambientes de humedad.
Por todo ello, ha sido muy empleado en las minas metálicas durante muchos siglos, especialmente de plomo, plata y mercurio, variando poco su forma en su evolución.
De estos candiles y otros muchos me ocupo en mi obra Luces en las minas de Asturias: Candiles de sapo.
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