Uno de los mayores problemas que tuvieron las lámparas de seguridad desde su invención fueron los accidentes causados en las minas de carbón donde existían los gases inflamables. La apertura indebida en el interior de las explotaciones cuando se apagaba causó numerosos accidentes.
Por este motivo los inventores e ingenieros se preocuparon en diseñar sistemas de cierre seguros que, ante la habilidad de los mineros para abrirlas, nunca fueron eficaces.
Esta cepa pertenece a una de estas lámparas y consistía el invento en cuatro aros concéntricos numerados (clave de cuatro letras). Llevaban un rebaje en su interior y, sólo cuando encajaban los cuatro en estos pivotes que se aprecian en la foto, la lámpara se abría. No se popularizó el uso de este sistema de cierre, por lo que es sencillo deducir que su eficacia lo puso enseguida en desuso.
En España Gumersindo Junquera diseñó y patentó un sistema similar donde una pequeña bola de acero colocada en el interior de la cepa encajaba en una ranura si colocabas la clave correcta con cuatro dígitos. De este modelo me ocupo en mi obra Luces en las minas de Asturias: Lámparas de seguridad.
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