Pude tomar, ayer por la tarde, la primera imagen en la Cuenca Minera del Nalón. Debajo de esta exhuberante vegetación estaban numerosas minas de paysanos de las que ya dejó constancia el ilustre Jovellanos en sus Diarios, allá por el siglo XVIII.
El motivo de pasar por tan hermoso lugar era visitar a un amigo, colaborador y protagonista en alguna de las páginas de mi obra Luces en las Minas de Asturias: Lámparas de seguridad.
Raúl sigue la lectura de este blog de manera habitual. Tenía ganas de ir a conocer los significativos avances en su bonita colección de lámparas de mina que atesora desde hace tiempo.
En la misma pude ver numerosos y bellos ejemplares de lámparas fabricadas en Gijón por la firma Adaro y lámparas transformadas por los lampisteros asturianos, únicas y muy bellas.
Fue una tarde de sol agradable, habrá que repetir el viaje con más frecuencia para no perder la oportunidad de estar en esta pintoresca zona de Asturias.
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