Antes de la utilización de las máquinas de vapor para el arrastre del ferrocarril en las minas asturianas, primero los bueyes y después las mulas fueron las encargadas de esta labor.
En esta bella estampa minera podemos contemplar a un grupo de estas últimas a la salida de un relevo en uno de los pozos asturianos guiadas a las cuadras donde las lavaban, comían y descansaban.
Hay muchas anécdotas relacionadas con estos nobles animales, algunos me he referido en mis obras sobre iluminación minera mencionadas al margen de este comentario.
Muchas mulas, al igual que los mineros por respirar en ambientes nocivos, contraían la temida enfermedad de la silicosis y era causa de su fallecimiento.
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