El rostro cansino del minero con casco y foco ha sido motivo de inspiración muy recurrente de los dibujantes para ilustrar muchas de sus obras desde que su utilización en las minas se hizo habitual.
Es indudable que la estilización de los rasgos en algunas obras, a veces, me impide valorar con objetividad la estética que me sugieren los retratos, anónimos como el de hoy, pero no por ello he de reconocerles el mértito estético que tienen y la calidad técnica empleada.
También se debe de tener en cuenta el valor añadido que, en ocasiones, la luz que los focos de las lámparas de casco proyectan como haces de luz en las galerías permiten a algunas obras parecer singularmente bellas.
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