Hacía más de dos años que no había visto a mi amigo Pepín, el de Galería Minera de Gijón.
No es que no lo hubiera intentado, es que ahora permanece largas temporadas en su casa de Caso. La nueva ganadería que debe de cuidar, cuatro pitines (gallinas) no le permiten pasar mucho tiempo sin verlas.
Me explicó la forma de poder contactar con él, pues mis reiterados intentos anteriores, resultaron infructuosos. Pasaba, siempre que iba a Gijón por delante de su Galería Minera, por si había alguna señal o movimiento.
Hoy tuve que ir a Gijón por otras cuestiones y antes de coger la autovía minera, el piloto automático del coche me llevó a hacer el recorrido habitual. ¡Sorpresa! Había luz dentro.
Aparqué y fui allá. Había luz, pero estaba cerrado. Tardó unos instantes, pero Pepín pronto se presentó allí.
Como siempre todo fueron atenciones, explicaciones e ilusiones sobre su coleccionismo.
Me contó cómo HUNOSA en las dos últimas ocasiones, con motivo de la Feria de Muestras en Gijón en el mes de agosto, no utilizó, como era habitual años anteriores, sus lámparas en el stand.
Me habló de su proyecto de una exposición de sus lámparas de mina en Caso, su anhelado proyecto de escribir cosas de la mina que se están olvidando. Me decía:
-Los güajes (niños) de ahora no saben que los pantalones de los mineros se llamaban bombachos y no pantalones.
Le animé a que empezase a rellenar cuartillas, que luego sería más fácil ponerlo en orden y publicarlo.
Y como no, me mostró con orgullo sus últimas adquisiciones, entre las que destacaba una bonita lámpara de un lampistero de Turón, de varillas, preciosa y con los detalles imprescindibles para reconocerla.
Quedamos en vernos más a menudo y seguir intercambiando amistad e ideas.
No es que no lo hubiera intentado, es que ahora permanece largas temporadas en su casa de Caso. La nueva ganadería que debe de cuidar, cuatro pitines (gallinas) no le permiten pasar mucho tiempo sin verlas.
Me explicó la forma de poder contactar con él, pues mis reiterados intentos anteriores, resultaron infructuosos. Pasaba, siempre que iba a Gijón por delante de su Galería Minera, por si había alguna señal o movimiento.
Hoy tuve que ir a Gijón por otras cuestiones y antes de coger la autovía minera, el piloto automático del coche me llevó a hacer el recorrido habitual. ¡Sorpresa! Había luz dentro.
Aparqué y fui allá. Había luz, pero estaba cerrado. Tardó unos instantes, pero Pepín pronto se presentó allí.
Como siempre todo fueron atenciones, explicaciones e ilusiones sobre su coleccionismo.
Me contó cómo HUNOSA en las dos últimas ocasiones, con motivo de la Feria de Muestras en Gijón en el mes de agosto, no utilizó, como era habitual años anteriores, sus lámparas en el stand.
Me habló de su proyecto de una exposición de sus lámparas de mina en Caso, su anhelado proyecto de escribir cosas de la mina que se están olvidando. Me decía:
-Los güajes (niños) de ahora no saben que los pantalones de los mineros se llamaban bombachos y no pantalones.
Le animé a que empezase a rellenar cuartillas, que luego sería más fácil ponerlo en orden y publicarlo.
Y como no, me mostró con orgullo sus últimas adquisiciones, entre las que destacaba una bonita lámpara de un lampistero de Turón, de varillas, preciosa y con los detalles imprescindibles para reconocerla.
Quedamos en vernos más a menudo y seguir intercambiando amistad e ideas.
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