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martes, 16 de junio de 2009

18. FERIA DE LÁMPARAS DE MINA EN WILNSDORF (ALEMANIA) (7)


He de finalizar con esta serie dedicada a la feria de Alemania, pues otras cosas esperan turno. Volveré a referirme a ella cuando comente alguno de los varios libros que traje, algunos de los cuales, los más modernos, ya incluyen Luces en las minas de Asturias en la bibliografía.

No puedo dejar de mencionar la siguiente anécdota. Desde hace tres o cuatro años tenía colgada una buena lámpara de seguridad Wolf fabricada en el Reino Unido de cierre magnético. Para abrir estas lámparas dispongo de dos pequeños imanes que colocados en cada una de las partes donde actúa un resorte accionado por un muelle suele permitir abrir fácilmente la lámpara. Esta condenada, siempre se me había resistido y no estaba dispuesto a vandalizarla para abrirla.

Había visto cuando estuve en Alemania, los potentes imanes que manejaban allí los comerciantes y que aquí no están a mi alcance. Decidí ponerla en la maleta, a pesar de estar como la encontré hace varios años...

Cuando la llevé al interior del recinto de la Feria, enseguida se pusieron manos a la obra los amigos alemanes. Primero con imanes como los que yo disponía. Nada. Siguieron añadiendo hasta 20 o en cada extremo del resorte unos encima de otros. Nada.

Luego, alguien trajo dos imanes potentísimos que sólo la musculosa fuerza de Zander conseguían separar uno del otro. Al principio. Nada.

La expectación fue enseguida enorme y según iban avanzando las dificultades el inicial corro formado entorno a la lámpara, que aparece en la imagen, se fue haciendo mayor. En un momento determinado sentimos un cric, la sonrisa apareció en nuestros rostros expectantes, pero nada. Hubo que intentarlo tres o cuatro veces más y ... se abrió.

El motivo de que no actuaran los primeros imanes era la fuerte oxidación que tenía el muelle. Retiramos el muelle y colocado en otra posición, de forma que dejase de actuar, quedó la lámpara preparada para proceder a su limpieza, cosa fácil de realizar una vez de regreso en Mieres.


1 comentario:

Álvaro Gómez dijo...

Hola ALberto

Curiosa anécdota la de la oxidación, a mi me pasó algo parecido con un FISMA de 1940 hasta que un buen amigo con 2 llaves grifas con las puntas recubiertas de caucho pudimos abrirla. Resultó estar lleno de carburo usado y mucha herrumbre, aunque una simple lampara de carburo no es comparable con una lampara de seguridad.

Saludos y un placer