
Los niños iban poco a la escuelam ya que sus padres pronto les mandaban a servir a las casas de labranza, donde la mano de obra era casi siempre necesaria, a cambio de la manutención y en algunas ocasiones, las menos, llevar un poco de leche o harina a casa.
Esto ocurría antes de alcanzar la edad de quince años para entrar como rampleros (categoría minera) en las minas de carbón.
No ocurría este hecho sólo en Asturias. En la imagen de hoy se puede apreciar a un güaje francés en las mismas circunstancias.
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