Entre la correspondencia acumulada que encontré a mi regreso estas pasadas fiestas, había una carta del director del Museo de
Está claro que las lámparas de mina allá donde se expongan con un cierto rigor estético, en el lugar apropiado y digno, como es el caso, y apoyado en un poco rigor científico, aseguran el éxito a quien lo organice.
Una vez más desde este blog felicito a Roberto Fernández, su director, por haberlo conseguido y apostar por alargarla en el tiempo.
Me viene a la memoria el recuerdo del comentario de los propietarios de una agencia de viajes de Mieres, a quienes presté hace varios años una veintena de lámparas para que ambientasen el escaparte de la agencia por la festividad de Santa Bárbara, imagen que se puede ver en la página 235 del libro Luces en las minas de Asturias: Candiles de sapo.
La gente, al principio, paraba y llenaban todo a lo largo del escaparate para verlas. Posteriormente entraba muchísima gente a preguntar sobre ellas y nunca hemos tenido expuesto un artículo donde su presencia eclipsaba las ofertas de los viajes…
Posteriormente esta exposición será trasladada a Palencia para el segundo trimestre del año, donde espero seguirá teniendo tan buena acogida como en Sabero (León).
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