No pretendo decir que deben tirar las réplicas los coleccionistas de lámparas de mina, simplemente colocarlas en el lugar que se merecen y sobre todo, quienes se preocupen de exponerlas en público con una finalidad divulgativa y didáctica, poner bien grande y en lugar bien visible un cartel donde se lea que son réplicas; y si no las distinguen o tienen dudas, que se informen; y los que escriban sobre ellas, por favor, no las utilicen como ilustración, que las busquen auténticas, que las hay, que lo hagan por respeto a sus futuros lectores.
Todas las lámparas de mina, por lo general, han sido fabricadas de manera robusta, para soportar duras condiciones en el lugar donde se utilizaba. Recuerdo el comentario de un amigo aficionado a la espeleología: La lámpara EeX1 que utiliza en sus expediciones quedó sepultada y después de recuperarla siguió estando operativa.
Algún ejemplo similar con lámparas de seguridad detallo en mi libro Luces en las minas de Asturias: Lámparas de seguridad.
La mejor vacuna, bueno la que hace muchos años me inmunizó a mí ante una réplica, fue poner en una mano un ejemplar auténtico de un candil de sapo y una réplica en la otra. No es necesario añadir ningún otro comentario...
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