Encontrarme la pintoresca estampa minera de hoy, que es del año 1944, entre las 4.000 fotos que me envió José Luis trae a mi memoria recuerdos que me animan a escribir el comentario de hoy.
La primera referencia que encontré sobre la utilización de estos animales en las minas asturianas es, como no podía ser de otra forma, de la mina de Arnao por ser la primera mina asturiana que se explotó con medios técnicos a partir de 1833. Disponían de una pareja de bueyes para transportar el mineral desde la mina hasta el embarcadero de la concha de Arnao, donde se embarcaba en lanchas para transportarlo hasta el embarcadero de San Juan en Avilés, antes de ser puesto a bordo de pataches y bergantines. El transporte por tierra resultaba más costoso, pues debían de dar una vuelta muy grande los carros antes de llegar al puerto de Avilés. Posteriormente el número de parejas de bueyes fue en aumento.
Otra referencia que puedo describir es una vivencia personal.
Mi padre, además de encargarse de destinar la madera para los diversos pozos de Fábrica de Mieres de la cuenca del Caudal, tenía también a su cargo el almacén de los piensos en el Batán con la paja y granos con que se alimentaba a los bueyes y las mulas del pozo Barredo.
No tendría más de seis o siete años y aún recuerdo que en alguna ocasión mi padre me llevó a verlos en las cuadras preparadas al efecto en el exterior del pozo algún domingo por la mañana.
Entonces había bueyes grandísimos junto con gigantescas y robustas mulas que fueron los que los sustituyeron antes de la llegada de otros medios mecánicos de transporte.
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