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viernes, 10 de diciembre de 2010

DESDE LA UNIÓN (MURCIA). ROGELIO: HIJO DE MINERO, COLECCIONISTA DE LÁMPARAS, AMIGO Y AHORA CIUDADANO HONORARIO


Con la finalidad de dar testimonio personal, de que se puede ser obrero asalariado y dentro de las empresas defender tus derechos ante los patronos, dejé de ser zapatero y me hice trabajador por cuenta ajena; después buscando mayor eficacia en la consecución de las libertades democráticas, lo hice militando en partidos políticos de carácter marxista. Todo esta actividad me hizo ir a prisión en 1971 en una situación de total desamparo, pues se había decretado el estado de excepción en España por la anulación de algunos artículos del Fuero de los Españoles y, en consecuencia, podías ser detenido durante seis meses sin cargos, etc. Tras haber permanecido durante 10 días en los calabozos de comisaría sometido a continuos interrogatorios, se produjo mi posterior traslado al la cárcel de San Antón a disposición del Tribunal de Orden Publico, acusado del ¡enorme delito de asociación ilícita y propaganda ilegal! Cuarenta días después salí libre y sin cargos. ¡Suerte que tuve…!

En las filas de aquel partido, podemos decir de carácter extremista revolucionario, que consideraba que la solución para España era ser convertida en una Republica Democrática Popular, participé en las primeras elecciones al Congreso de los Diputados y en otras posteriores, incluso como numero úno de la lista por Murcia; pero los votos en las urnas no nos dieron para conseguir ningún escaño y aquella formación política desapareció en toda España.

Ni que decir tiene, que esta forma de pensar y ser causó un gran trastorno y precariedad a familiares y amigos, especialmente a mi joven esposa y a mis hijos. Todo este cúmulo de circunstancias me forjaron y me dieron más amplitud de miras.

Ya sin compromisos políticos es cuando otro azar del destino me da a conocer algo de la historia local. Siempre he sido muy apasionado en todo lo que hago y en esta ocasión no iba a ser menos.

Era la mitad de la década de 1980, las minas ya daban signo de decaimiento total; muchas empresas habían cerrado y todo empezaba a desaparecer. Desde entonces he dedicado muchas horas y no pocos medios materiales, a rescatar y salvar lo que se pudiera del desastre que se avecinaba, con el fin de que las futuras generaciones pudieran contemplar, o al menor conocer, algo de esta más que milenaria Sierra Minera y sus gentes.

La búsqueda de documentos y objetos mineros, mi contacto con los mineros (entre todos ellos eterna gratitud a Luís Belchí amante de su pasado minero como nadie, con el que durante muchos años recorrimos la sierra, sus pozos y sus rincones, el cual me explicó al dedillo todos los secretos de tan dura y arriesgada profesión), así como con los varios cientos de personas mayores que, en modesta entrevista escrita, me confiaron sus conocimientos profesionales y otras vivencias a modo de semblanzas, que constituyen un testimonio vivo del pasado histórico reciente. Posiblemente sea esto lo más importante de mi aportación a las futuras generaciones cuando sean leídas.

Desde aquí y a modo de agradecimiento público de todos ellos (la mayoría ya fallecidos), quiero dar un saludo solidario al último de mis entrevistados presente en esta sala: el Sr. Antonio Navarro Garcia, hombre sencillo, trabajador y generoso, con muchas vivencias a sus espaldas y dotado de una gran memoria, a pesar de sus 84 años. ¡Gracias Antonio!.

Finalmente, además de felicitar al resto de los compañeros galardonados, quiero expresar mi alegría porque éste titulo se me haya otorgado durante los actos de la celebración del 150 aniversario de La Unión como municipio.

Este hecho debe ser para todos los unionenses motivo de gran orgullo, pues aunque a principios del S. XIX algunos núcleos urbanos tales como: El Algar, Alumbres, La Palma y otros, también se segregaron de Cartagena creando municipio propio, todos ellos acabaron sucumbiendo al poco tiempo por falta de recursos; siendo solamente el de La Unión el que se ha mantenido erguido contra viento y marea.

En estos momentos viene a mi memoria una persona sencilla, culta, generosa y convencidamente unionense como fue D. Juan Sánchez Perelló, primer cronista oficial de La Unión, con el que durante años mantuve muchas conversaciones y del que mucho aprendí, el cual hacia gran hincapié en la importancia de trabajar por y para La Unión, impidiendo que dejara de ser municipio propio.

¡Con que alegría disfrutaría de estos momentos si viviera!, en los que se aventuran nuevos rumbos que afianzaran la pervivencia de este pueblo, el cual desde hace 68 años también es mi pueblo.

Vecinos, familia, amigos, después de abrir mi corazón ante vosotros y conocerme mejor, si estáis arrepentidos de haberme concedido el titulo de Ciudadano Honorario, os digo aquello de: “Santa Rita Rita, lo que se da no se quita”, ¡Lo trinco!, ¡Me lo quedo…!

Vecinos, amigos, a todos mil gracias ¡Viva La Unión!

La Unión 8 de noviembre de 2010

Autor: Rogelio Mouzo Pagan

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