Hacía casi un año que no había pasado una mañana, por unas circunstancias u otras, por el mercadillo dominical del Fontán en Oviedo. Fui la semana pasada y repetí ayer.
Unos comerciantes siempre tienen lámparas de seguridad, que los lectores del blog pueden observar en la imagen de hoy y analizar. No son éstas el motivo de mi comentario de hoy. Tampoco entro a valorar el precio que te piden por ellas. Cualquiera que se aproxime al mercadillo lo puede conocer.
En esta ocasión no había ninguna lámpara de las que brillan; ya sabéis, las que yo no quiero ver ni a un kilómetro de distancia de una colección que se precie.
El comerciante me preguntó por el fabricante de estas lámparas artesanas, pues conozco a ambos desde hace mucho tiempo.
No tendría fundamento este comentario sin añadir la última frase del comerciante del Fontán al referirse a las que brillan:
Es que me hacen falta porque me pagan más que por cualquiera de esas, señalándome las que puedes apreciar en la foto, y se venden primero… ¡Qué pena!
Unos comerciantes siempre tienen lámparas de seguridad, que los lectores del blog pueden observar en la imagen de hoy y analizar. No son éstas el motivo de mi comentario de hoy. Tampoco entro a valorar el precio que te piden por ellas. Cualquiera que se aproxime al mercadillo lo puede conocer.
En esta ocasión no había ninguna lámpara de las que brillan; ya sabéis, las que yo no quiero ver ni a un kilómetro de distancia de una colección que se precie.
El comerciante me preguntó por el fabricante de estas lámparas artesanas, pues conozco a ambos desde hace mucho tiempo.
No tendría fundamento este comentario sin añadir la última frase del comerciante del Fontán al referirse a las que brillan:
Es que me hacen falta porque me pagan más que por cualquiera de esas, señalándome las que puedes apreciar en la foto, y se venden primero… ¡Qué pena!
No hay comentarios:
Publicar un comentario