Buscaba argumentos de mayor peso. Le pedí un dedo y se lo pasé por la costura que llevaban concretamente los adornos. Añadí: En la época en que se fabricaban los candiles de sapo, mano de obra casi gratis y por tanto perfeccionistas al máximo, ni un aprendiz las dejaría en tales condiciones. Al fin lo entendió.
Para finalizar le argumenté: ¿Compras sapos falsos y dejas bonitos ejemplares de lámparas que hoy, accidentalmente, hay en el mismo puesto?
Para finalizar le argumenté: ¿Compras sapos falsos y dejas bonitos ejemplares de lámparas que hoy, accidentalmente, hay en el mismo puesto?
Allá marchó su esposa, excelente agente comercial; se presentó al cabo de un rato con dos lámparas de seguridad excelentes y una lámpara eléctrica, que estarán bien en cualquier colección que se precie y según me comentó el precio a que se las cedieron… ¿Ya las quisiera yo para mi?
La felicité por ello… Pero las lámparas, una vez más emigraron de Asturias.
La felicité por ello… Pero las lámparas, una vez más emigraron de Asturias.
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