El concepto piezón es muy aleatorio. Influye mi gusto personal sobre otras variables, que tal vez otros lectores puedan considerar más importantes; pero son las que a primera vista más me llaman la atención.
Tener en tus manos una lámpara de alcohol, pieza bastante rara, es una gozada. A pesar de no ser un admirador de los carburos, cuando te encuentras frente a uno como el que aparece en la segunda imagen, no puedes menos que admirar su belleza y detectar que le falta el casquillo de la bujía.
Es frecuente la lámpara de seguridad como este modelo que lleva lupa y espejo, pero no lo es tanto verla metida en esa especie de platillo volante, que sospecho que será una ampliación del depósito del combustible.
Las lámparas con vela son siempre pintorescas en cualquier tipo de modelo en que aparezcan, lo mismo que los candiles de sapo octogonales, raves para los franceses, que siempre destacan en cualquier colección que se precie.
Por último, las fotos que aparecen son las de un modelo, realmente un extraordinario piezón, que tenía a mi espalda cuando estaba en plena euforia comprando el candil de sapo asturiano. No se pueden hacer dos cosas a la vez. Hice las fotos e incluso llamé al comerciante amigo alemán que se aproximara para que la viese y me aportara algún dato. La acabó comprando para, tal vez, volverla a vender con una gran plusvalía. Tenía el vaso roto, pero como se puede observar es muy buena lámpara y de gran tamaño. Y cuando vi la cantidad que pagó por ella, no tenía el precio marcado y lo desconocía, me quedaron los dientes muy largos...
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