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viernes, 20 de enero de 2012

Museos: Dinamizadores de las Cuencas mineras asturianas o despilfarradores del esfuerzo de generaciones de trabajadores (2)


Grisúmetro de laboratorio.


Si la prensa regional ponía de manifiesto la poca utilidad sacada a los 6,8 millones de euros en preparar cascarones para incrustar en su interior los museos mencionados, porque casi todos los alcaldes de todos los municipios mineros quieren tener una mina para visitar, un museo para enseñar... ¿qué? y, fomentar la industria turística en su municipio. Algunos, como hemos visto lo consiguen, conocemos a qué precio y nos falta saber lo que casi nunca se preguntan antes de gastar. ¿Qué tienen para mostrar?: Nada.


Yo no soy un experto, ni creo lo seré nunca de nada, pero de los que se orgullecen de ser considerados como tales, casi nunca me han aportado nada en este campo, mas bien llego a la conclusión de preguntarme en manos de quien estamos y, que tenemos lo que nos merecemos. Si por excepción alguno dice y piensa cosas coherentes, se le corta la cabeza en ese gallinero para que no cante en exceso y se acabe el negocio a los demás que no tienen nada que aportar.


Dicho esto y, conociendo lo que se han gastado, no entiendo cómo la renombrada colección de D. Joaquín Manzanares de piezas fundamentales de la historia asturiana, en su día no llegaron los políticos a un acuerdo para adquirirla y mostrarla como patrimonio de todos los asturianos. Ignoro si a fecha de hoy se ha adquirido o sigue en manos de sus herederos que en su día quisieron venderla. ¡Ojalá! la veamos pronto en alguno de estos caparazones olvidados por la geografía asturiana o en otro lugar singular.


Conozco el caso contrario de intentar buscar objetos para hacer un museo a medida. Me voy a referir a una colección que compró el que hasta hace escasas fechas ha sido el regidor de la capital del Principado: Una enorme cantidad, en cuanto a número, de aparatos de radio. Creo que fue generoso a la hora de pagarlos. Me han comentado que marchó como unas castañuelas con la adquisición. Supongo que se estarán apolillando, transcurrido tanto tiempo desde que se efectuó la compra-venta por falta de cuido. Nada más he sabido de ellos.


Ignoro quien le asesoró, pero estoy seguro que un día invitaría a verlos a Luis del Olmo, conocido periodista de radio que posee la mejor colección conocida en España. Éste, al comprobar el material le aconsejaría con buen criterio, que los dejase escondidos donde estaban, pues muchos aparatos poco más que para extraer las lámparas servirían.


En alguno de mis libros lo menciono. Un avispado comerciante, cuando llegaron las televisiones en color anunció en la prensa que descontaba una cantidad en el precio de venta si le entregaban la de blanco y negro que había por entonces en todas las casas. La ocurrencia fructificó y fueron tantas las que entregaron, que empezaron a ser un problema su almacenaje. Entonces publicó otro anuncio en la que ofrecía una televisión en blanco y negro funcionando a cambio de un aparato de radio viejo, aunque no funcionara. Cuando se agotó el filón, es decir paró el flujo de aparatos de radio, cambió el anuncio y ofreció la televisión en blanco y negro a cambio de una lámpara de mina. Por los lugares de procedencia de los aparatos de radio, las Cuencas mineras asturianas, no son piezas antiguas, sino viejas, conceptos diferentes.


Posteriormente cuando el comerciante se empezó a deshacer de las lámparas de mina conocí la historia, comprobé que el dinero pagado por el alcalde estaba siendo muy bien reinvertido en piezones de aparatos de radio venidos de más allá de los Pirineos y era consciente que había vendido objetos no museísticos, aunque sí coleccionables.


Sigue...

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