Se pudo estar con el lampistero Vicente Jimenez y varias lámparas de mina a su lado. Aquí lo vemos dirigiéndose a un distinguido grupo de oyentes que le escucharon con atención. ¡Enhorabuena!
Al observar las lámparas compruebo que, la mayoría de las que aparecen en la primera foto no son lámparas utilizadas habitualmente por los mineros leoneses.
Siempre he tenido curiosidad por conocerlas y el rumbo que tomaron muchas de ellas. Se utilizaron miles, basta mirar la lista que aparece publicada en mi obra Luces en las minas de Asturias: Lámparas de seguridad, sacada de los catálogos de la época de la firma Adaro (1918 y 1922), para comprobar que uno de los más importantes clientes, en cuanto a número de lámparas vendidas, eran las minas leonesas o sus distribuidores.
Las utilizadas en estas minas leonesas las pude estudiar al entrar a formar parte de mi colección las lámparas del ingeniero de minas afincado en Madrid, Jesús Talabán. Había atesorado un numeroso grupo de lámparas de seguridad, de acetileno y candiles de sapo que provenían de un comerciante leonés. Este motivo fue suficiente para preocuparme de mirarlas con detenimiento y apreciar pequeños matices que se repetían en muchas de las lámparas de seguridad, diferentes a las mismas lámparas utilizadas en las cuencas asturianas. Los lampisteros o los mineros las personalizaban conforme a sus necesidades o gustos de manera diferente de un lugar a otro. Existen numerosos documentos gráficos que lo ratifican.
Por otro lado, aquí entro en una hipótesis de trabajo, me interesé por conocer el camino al exilio de estas lámparas cuando dejaron de utilizarse en las minas leonesas. Mi conclusión es que emigraron preferentemente hacia el Sur, pues si bajaban el puerto Pajares tenían una competencia feroz en la vecina Asturias que contaba con muchas más lámparas y más baratas, de ahí esta simple reflexión de quien os escribe desde este blog y como tal ha de ser tenida en cuenta.
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