Estos rústicos y pintorescos candiles, a los que me he referido en pocas ocasiones en este blog, muy utilizados por los carruajes, era obligado llevar uno encendido por la noche cuando iban por los caminos reales.
Llevaban una candileja de aceite o una vela en su interior y pese a su frágil apariencia cumplían su importante misión, sobre todo cuando por los mismos caminos transitaban vehículos a motor.
Generalmente estaban construidos con hoja de lata, aunque también había otros fabricados con latón, con diferentes formas imitando los focos de los automóviles de la época.
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