Santa Bárbara con lámpara de mina en la mano. José M. Félix Magdalena.
Los que nacimos en las Cuencas Mineras de Asturias y somos sexagenarios, entre los recuerdos de la niñez perdura la celebración de la Patrona de los mineros el día cuatro de diciembre. La fecha señalaba en el calendario minero un día festivo y, lo más importante, sin escuela y sin deberes.
A las ocho en punto de la mañana un estruendoso ruido provocado por la explosión de un barreno me despertaba y me hacía levantar de la cama. Durante toda la mañana y de manera periódica salvas de cohetes eran señal de júbilo por la celebración.
Para mí, era obligado vestirme con la ropa del domingo, acudir de la mano de mi padre a misa y posteriormente acompañarle a recoger el "bollu preñau" y la botella de vino.
Con un poco de desagrado aceptaba las justificaciones que me daba mi padre de porqué algunos mineros, además de recoger el bollo y el vino, les daban regalos que mediante sorteo se iban entregando a casi todos, mientras que a nosotros nada. Muchos los mostraban con orgullo y sobre todo el jamón si les había tocado en el sorteo. Me explicaba y entonces no entendía muy bien, que en el grupo al que él pertenecía, destinaba el dinero de los regalos a otros fines. Se entregaba a aquellos compañeros que estaban enfermos o con necesidad. Años más tarde comprobé que así lo hicieron con mi padre, por entonces enfermo.
Solía llevarme después a presenciar el concurso de entibadores donde hábiles posteadores con el hachu y madera de pino hacían los cuadros que asombraban a los que contemplábamos la destreza con que los ejecutaban con tanta perfección y rapidez. Después de que otros mineros tomaran medidas a todos los realizados, nombraban a los ganadores. Les entregaban premios y los asistentes les aplaudíamos con intensidad. Desde allí regresábamos a casa. Mi madre preparaba para ese día una comida especial, como si fuera el día de mi cumpleaños, pero sin tarta.
Con el paso de los años me fui interesando por la tradición de la festividad de esta Santa como patrona de los mineros, especialmente en Asturias.
Lámpara de seguridad ADARO de pequeño formato.
Sabido es lo de acordarse de Santa Bárbara cuando truena, por considerarla protectora de las tormentas. Desde la Edad Media se conoce la devoción de la gente del campo por la Santa, al considerarla protectora de las cosechas. He visto numerosas imágenes suyas desperdigadas por numerosas iglesias y pequeñas ermitas por toda España rural a lo largo y ancho de España.
En lo referente a la minería asturiana, he encontrado numerosa documentación gráfica y escrita del siglo XX donde se ven y se describen las procesiones con la Santa, escoltada por los mineros y las fuerzas del orden realizadas en numerosas lugares de las Cuencas. He escuchado de mineros jubilados cómo en minas de montaña las procesiones se hacían al atardecer y los mineros con sus lámparas de seguridad iluminaban el camino por donde discurría. Siempre quedaba en el aire una pregunta: ¿Cuándo empezó Santa Bárbara a ser reconocida en Asturias como patrona de los mineros?
Para encontrar respuesta a la pregunta, parece lógico pensar que esta devoción por Santa Bárbara en la minería llega a Asturias de fuera, si tenemos en cuenta que en Europa ha sido la Santa más popular entre los mineros a partir de los siglos XVI y XVII.
En el Museo Minero de Böchum en Alemania existe una impresionante colección de esculturas y pinturas dedicadas a la Santa en esos siglos. Algunas de estas obras proceden de iglesias de España.
Es preciso buscar en los inicios de la minería de carbón en Asturias, explotado por primera vez con criterios técnicos, en la mina de Arnao, Castrillón. (20 de diciembre de 1833).
Uno de los socios propietarios fundadores de la Real Compañía Asturiana de Minas, Nicolás Maximilien Lesoinne, vivía en Lieja y allí reclutó a los dos primeros directores de la Empresa: Armando Nagel y Adolfo Desoignie. Su hijo Adolfo Lesoinne, lo sustituyó a su fallecimiento. Era profesor en la Escuela de Minas de Lieja, asesoraba en los criterios técnicos desde 1839 y estaba puntualmente informado del discurrir de las labores.
El primer documento escrito que encontré donde se hace referencia a Santa Bárbara como patrona de los mineros asturianos es una carta del 28 de diciembre de 1853.
Carta de Adriano Paillette a Jules Hauzeur en 1853.
Escrita por Adriano Paillette, Director de la Fábrica de Hierros de Mieres “Juan de Grimaldi y Compª.” fue remitida a Julio Hauzeur, sobrino de Adolfo Lesoinne, Director de la Real Compañía Asturiana de Minas donde le anuncia una oración a Santa Bárbara, nuestra Patrona, en la Iglesia de la Rebollada de esta Fábrica, en Mieres por el éxito en un trabajo en la mina de Arnao, después de la misa por el difunto Director General D. Rafael Cabanillas.
Es preciso mencionar los documentos gráficos, posteriores a esta fecha, porque son un complemento ideal para conocer la importancia dada a la Santa por toda la minería desperdigada por los valles mineros.
Es obligado terminar recordando a los mineros que hoy, día de la Festividad de Santa Bárbara, ya no están con nosotros.
Referencias bibliográficas y documentales:
- Vilela Campo, Alberto. Avilés Carbón y Veleros. A través de la correspondencia de la Real Compañía Asturiana de Minas. Oviedo (2008)
- Vilela Campo, Alberto. Luces en las Minas de Asturias. Oviedo (2005).
- La pintura de la Santa, con lámpara de mina en la mano, es obra de José Manuel Félix Magdalena renombrado dibujante, pintor y escultor mierense.
- La carta está en el Archivo Histórico de AZSA en Arnao (Asturias).
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