PUBLICACIONES

http://lucesenlasminas.com/

viernes, 14 de septiembre de 2018

Las lanchas de Arnao. Conferencia. (2)


 Aparejo que diseñó Adolfo Desoignie para cargar las lanchas en el muelle de la concha de Arnao.


El carbón se arrancaba con explosiones de pólvora y los pedazos grandes, más apreciados por los consumidores, eran subidos a bordo de las lanchas a mano. El resto del combustible se embarcaba con el nuevo sistema. Básicamente consistía en hacer bajar por unos carriles de hierro unos cubos cargados con seis quintales de carbón desde los cribos hasta las lanchas. González Lasala lo llama aparejo. Estaba sostenido por dos robustos armazones de madera, entre los cuales gira una gran polea que con un movimiento pausado baja el cubo en diagonal hasta la altura de las cabezas de los marineros que se hallan dentro de las lanchas; llegado a este punto aprieta el freno, y aunque la lancha oscile mucho, uno de los tripulantes coge el cubo y lo vuelca en el momento oportuno descargando el carbón en la lancha... Si por no estar la lancha bien colocada no dan los marineros la voz convenida, el encargado del freno suspende el cubo en el aire hasta el momento a propósito... Además de bajar los cubos con la prontitud que se quiere, el carbón no se traquetea ni destroza.

Aunque lo último que se hace en este Establecimiento con el carbón es embarcarlo... me parece a propósito hablar ahora del modo de colocarlo en las lanchas. En un principio y en el mismo sitio donde en la actualidad se hace el embarque, había colocado un plano inclinado sin máquina, sobre el que se vaciaban los carros, y el carbón abandonado a si mismo caía dentro  de las lanchas que al efecto se colocaban debajo: pero este método adolecía de dos defectos muy grandes: el primero, que el combustible al caer se rompía en pedazos menores que, siempre le hacen desmerecer algo en cuanto a su valor; y el segundo y principal que, cuando la mar no estaba serena (como sucede tan a menudo  en esta costa) las lanchas no podían permanecer quietas debajo del buzón y se verificaba muchas veces que el carbón caía al agua perdiéndose  mucho[14].

Las dificultades eran frecuentes en la travesía entre el embarcadero de Arnao y el fondeadero de San Juan porque cuando se conduzca por mar hay con frecuencia pérdida de lancha o averías de todas clases[15]. El Ingeniero Lasala nos añade que cada lancha se carga con doscientos cuarenta quintales de carbón que, se conduce al puerto de San Juan en la ría de Avilés, volviendo a recordar: yendo siete marineros en cada una[16].

Cuando había temporal en la mar y había necesariamente que cargar veleros en el embarcadero de San Juan centenares de personas que concurren a la conducción del carbón por tierra; ni una sola piedra se ha conducido por mar en el tiempo que Vds. indican, y todo ha sido por tierra, sin
--------------------------------------------------------------------------------------------------------

[14]      . González Lasala, José. Memoria sobre las minas de carbón de piedra de Arnao (Asturias)/ Presentada a la Dirección General del ramo por el aspirante D. José González Lasala /1847. Centro de Estudios Rurales de Cantabria.  Universidad de Cantabria 1991.
[15]     . (CC.AHA.)  15 -diciembre- 1838.
[16]     . González Lasala, José. Memoria sobre las minas de carbón de piedra de Arnao (Asturias)/ Presentada a la Dirección General del ramo por el aspirante D. José González Lasala /1847. Centro de Estudios Rurales de Cantabria.  Universidad de Cantabria 1991.
_____________________________________________________________________

 perdonar sacrificios -para llegar lo más pronto posible al término deseado[17]

Los temporales invernales en Asturias eran muy fuertes y especialmente lo fueron el año 1840. El 8 de febrero hubo un espantoso huracán. Unos marineros del puerto vecino de Candás y del de Cudillero  fueron víctimas en la mar. Fueron seis las lanchas que zozobraron en la tarde y noche de la tormenta. Cinco del puerto de Candás y una del de Cudillero. Esta sólo perdió  ocho hombres, pues otra que venía por la popa de ella, viéndola naufragar se aproximó “(¡rasgo heroico digno de la más eterna gratitud!) e hizo las diligencias posibles en medio del inminente peligro que también le amenazaba, para salvar la tripulación; mas sólo pudo recoger doce tripulantes, que tuvieron la fortuna de sostenerse a nado, ya tan fatigados y rendidos que si tarda en llegar el socorro diez minutos, hubieran sido infaliblemente víctimas, como sus compañeros, del furor de la brusca tempestad.

Candás ha quedado arruinado para mucho tiempo con la pérdida de ciento y pico de hombres, los mejores marineros que tenía, cinco lanchas, aparejos, etc., y lo deteriorado que se va poniendo el muelle por falta de una periódica renovación cual exigen las obras hidráulicas, quedará reducido aquel pueblo a una aldea insignificante.

El corresponsal del periódico de Madrid que redactó la tragedia acababa su crónica planteándose las siguientes preguntas: ¿Y a dónde irán de ochenta a noventa viudas que aproximadamente habrán sufrido tan amarga suerte? ¿A dónde tantos hijos hermanos y parientes que dependían únicamente del beneficio de la pesca, que los ahogados sacaban de la mar?[18].

El polvo de carbón que se generaba en el trasiego del mineral dentro y fuera de la mina empezó a ser un problema. Al inicio de la explotación, se arrojaba al mar, más tarde se empezó a vender a los caleros instalados en la desembocadura de la ría avilesina cuando se dejó de explotar la mina de San Juan que los surtía. Existen apuntes en el año 1839 para la Compañía de San Sebastián de 646, 320, 1286, 320 quintales. Lo transportaron las lanchas. También hay  apuntes de partidas de este tipo de carbón para la Compañía de Calvero de esta villa. En los años siguientes continuaría el suministro de este modo. La mina disponía de cuatro lanchas para realizar el transporte.

            Era habitual en invierno, cuando se paraban las actividades, dejar a muchos de los mineros a medio jornal turnándose entre todos ellos los días de trabajo. El modo de comunicarlo sería similar al que emplearon para hacerlo saber a José García Robés de San Juan que recibió este escrito: Concluida ya en gran parte las faenas que están al cargo de V. y debiendo limitarse hasta la próxima primavera al cuidado de las lanchas, y debiendo procurar la mayor economía posible, debo manifestarle a V. que desde el 22 del mes corriente que estampará V. en sus cuentas medio sueldo, sin perjuicio de volver al sueldo por entero tan pronto como los intereses de la mina volviesen a necesitar la presencia continua de V. en San Juan como de costumbre[19].

A punto de finalizar el invierno, José García Robés, recibió nuevo aviso para que empezase a trabajar a jornada completa con las cuatro lanchas. La mar obligaba a tomar tal medida ya que desde el 15 de noviembre por solamente tres días hemos podido ir a Arnao con la lancha por el mal estado de la mar[20].

En otro escrito que le enviaron contenía además unas normas muy concretas y precisas sobre el funcionamiento de las lanchas: Para el gobierno de las tripulaciones tendrá V. presente lo que sigue:

          Quedan habilitados de patrón de las lanchas, Molin, Martínez, Andrés, Pachi y Manuel Castañedo.

            Quedan a elección de los mismos, los marineros de su tripulación, pudiendo tomar los que les parecieran mas de su confianza, salvo los de la tripulación de Juanín, hasta aviso contrario, pudiendo no obstante echar mano de Alejandro Mendez y el hijo del herrero a pesar de ser comprendidos en otra tripulación.

            Cada uno de los patrones referidos  tiene derecho a llevar cualquiera de las cuatro lanchas, eligiendo el que primero llegase.

La tripulación en llegando cargada de la mina debe desocupar, o sea descargar la lancha, caso de reclamarla otro patrón para otro viaje, y si no lo hiciese dispondrá V. que otros lo hagan de cuenta de la misma, si quisiera la 1ª tripulación hacer un 2º viaje, es claro que tiene derecho a hacerlo con preferencia. Al Sobrestante corresponde cuidar de que no haga mala interpretación de estas disposiciones en perjuicio de las Tripulaciones de Andrés y de Juanín[21].
           



[17]     . (CC.AHA.)  20 -octubre- 1838.
[18]     . Diario “El Corresponsal” nº 264. Miércoles 19 de febrero de 1840.

[19]     . (CC.AHA.)  4 -febrero- 1842.
[120]     . (CC.AHA.)  18 -marzo- 1842.

Continuará...

No hay comentarios: