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martes, 1 de abril de 2008

AVILÉS: CARBÓN Y VELEROS (I). LEER 4000 CARTAS

Frontal de una carta remitida al director de la Real Compañía Asturiana de Minas.


Continúo leyendo, ya he perdido la cuenta, y no me preocupa. Hay más de 60.000 en los archivos. Cervantes en estos casos decía: Paciencia y barajar.

Cuando llegué por primera vez al Archivo de la Real Compañía Asturiana de Minas de Arnao en busca de información y documentación para el libro Luces en las minas de Asturias, resultó muy fácil encontrarla ya que existía un candil de sapo que se había sido usado en la mina.

Además en el Libro General de contabilidad a partir del año 1833 había referencias a las primeras compras de candiles. Por tanto fue sencillo localizar apuntes de la compra de candiles de sapo y aceite empleado como combustible. Todo ello quedó plasmado ya en mi mencionado trabajo.

Al seguir profundizando en la investigación sobre los candiles de sapo, me hizo replantarme mi esquema de trabajo ya que tuvo que haber una evolución en la iluminación de la mina de Arnao y era necesario intentar saber más sobre ellos.

La lectura tuvo éxito y aparecieron las primeras lámparas procedentes de Bélgica. Llegaron a Gijón en un barril a bordo de un velero.

El primer objetivo estaba cumplido. Pero había que seguir buscando más.

A Michel Grosskost, un gran coleccionista de candiles de sapo, le hice mención del origen de estos candiles de sapo. Lógicamente desconocía la referencia que le hice de la llegada desde Bélgica de estos candiles y se extrañó de la fecha en que aparecen en Arnao.

En Asturias estuvimos en la vanguardia en todos los avances mineros de la época gracias a los métodos de laboreo empleados en la mina de Arnao. Basta recordar que en esa época las minas de la Cuenca Central en Asturias eran conocidas como minas de Paysanos; explotadas por métodos rudimentarios donde se abandonaban los filones cuando las dificultades técnicas se presentaban. Dos avances técnicos fueron por ejemplo el uso del ferrocarril minero en el interior de la mina o la utilización por primera vez de las tuberías de hierro para el desagüe.

Estos avances provenían de los ingenieros de minas de Lieja que llegaron a Asturias a dirigir las minas de Arnao. Allí estaba de profesor Adolfo Lesoinne, uno de los dueños de las minas de Arnao. Los maestros de las minas tenían también esa procedencia y como no podía ser de otra forma, las lámparas empleadas en la iluminación minera eran de ese país.

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