Un terrible naufragio ocasionado por la furia del Mar Cantábrico en 1840 produce gran pesar en toda la población asturiana, especialmente en el pequeño puerto marinero de Candás.
Candás ha quedado arruinado para mucho tiempo con la pérdida de ciento y pico de hombres, los mejores marineros que tenía, cinco lanchas, aparejos, etc., y lo deteriorado que se va poniendo el muelle por falta de una periódica renovación cual exigen las obras hidráulicas, quedará reducido aquel pueblo a una aldea insignificante.
Esta información está recogida y desarrollada en mi libro: Avilés: Carbón y veleros.
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