Pero el momento de esplendor de la siderurgia y de la fábrica de loza, tanto desde el punto de vista técnico como de producción, se inicia en 1846 al hacerse cargo de ellas la razón social “Luís de la Riba y Compañía”. A partir de este momento, con la reforma y ampliación de las instalaciones, llegada de nuevos técnicos, introducción del carbón como combustible procedente de las minas de Asturias y de la máquina de vapor, es cuando se puede decir que las fábricas de Sargadelos se incorporan plenamente al sistema de producción implantado por la I Revolución Industrial.
Es precisamente en este momento cuando se consolidan las relaciones comerciales con la Real Compañía Asturiana de Minas, iniciadas en 1837 con José y Ana Ibáñez Acevedo, hijos del fundador, con motivo del encargo de unas piezas de fundición a las que llaman “asentadillas” que se utilizaban en las minas.
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Es precisamente en este momento cuando se consolidan las relaciones comerciales con la Real Compañía Asturiana de Minas, iniciadas en 1837 con José y Ana Ibáñez Acevedo, hijos del fundador, con motivo del encargo de unas piezas de fundición a las que llaman “asentadillas” que se utilizaban en las minas.
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