Siguiendo con las colecciones particulares asturianas, hoy me he de referir a las lámparas que tiene un amigo minero, a quien le entró la afición cuando ya se había jubilado y me comentó:
- Con todas las que yo podía haber tenido y que ahora no hay manera de dar con elles.
Estas lámparas, que aún conserva, algunas de las cuales utilizó cuando trabajaba, son especialmente atractivas y forman un bello conjunto.
Además de las clásicas lámparas ADARO de gasolina, las eléctricas y las de casco, todas ellas en perfecto estado de conservación; tiene un candil de sapo asturiano tipo I, al que se le ha de reponer el gallo y dos preciosas lámparas de chamizo.
Desde este modesto blog debo poner de manifiesto, que hay muchas personas en Asturias que por haber trabajado en la mina, tienen una sensibilidad y afecto especial por la que fue compañera inseparable de trabajo en las labores mineras; y desde aquí les animo a que las conserven. Aún no es muy difícil conseguir en Asturias veinte lámparas de diferentes modelos, que ya por si solas forman una interesante muestra.
Tal es el caso del propietario de este armonioso conjunto, que estoy seguro continuará ampliando, añadiendo ejemplares a su colección; además, teniendo en cuenta la zona minera en que vive, donde en muchas de las viviendas hay una o dos lámparas de mina, por lo que no le será difícil encontrar nuevos y valiosos ejemplares, salvándolos de un destino imprevisible o de la emigración; porque las lámparas de mina asturianas son un valor en alza, dentro y fuera de Asturias.
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