Como suele haber varios, la emoción te desborda y tus inclinaciones van hacia un modelo u otro. Al final, la barrera del precio, ( +2.000 euros) en casi todos los casos te baja de las nubes, te hace poner de nuevo los pies en el suelo y entonces cambias de objetivo.
En ese segundo estado fue cuando pasó por mis manos este modelo de lámpara, que tal vez por su estética, pueda parecer horrible a la vista de algún lector y lo comprendería.
Yo, que hasta hace poco tiempo me dediqué a la docencia, una lámpara tipo Wolf como la de la imagen de hoy, que está preparada a modo de maqueta para el estudio de los futuros vigilantes, capataces o ingenieros, pues me hace tilín.
Pese a ello, el subconsciente debía de seguir pensando en los piezones y vuelta otra vez en su búsqueda, porque vas viendo que poco a poco van desapareciendo.
En ese estado emocional no es fácil tomar decisiones. Sueles dejar este tipo de lámparas para el día siguiente y entonces suelen ocurrir dos cosas. No te vuelves a acordar de ella o no la vuelves a ver más.
En este caso, al día siguiente estaba, me acordé de ella, la tuve en la mano y la dejé.
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