Pretendo decir que está desmoralizada. Los que nos dedicamos a todo lo relacionado con el patrimonio industrial y minero, a su estudio, conservación o investigación, coincidimos en que corren malos tiempos.
Lo fácil es comentar que se debe a la crisis; yo en cambio creo, que debe de ser más profunda la reflexión. Pondré tres ejemplos:
No es de recibo, por ejemplo, como me han comentado, que les llavanes, grandes piedras que prepararon artesanalmente los canteros para las aceras del poblado de Bustiello, declarado de no se cuanto interés en todas partes, sirvan después de arrancadas para adornar los chalets de los particulares y se sustituyan por sucedáneos.
No es de recibo tampoco, que una historia de
No entiendo tampoco, que sigan emigrando los candiles de sapo fabricados en Asturias, mientras que en los museos asturianos, salvo el de
Está claro que la gente que viene por detrás de nosotros, les interesan de momento poco estos temas, sospecho que con el paso del tiempo aún menos todavía. Es de entender ante la variedad de tentadoras ofertas con que estamos bombardeados permanentemente para consumir, por lo que no es de extrañar que cada uno vaya optando por alguna de las ofertas que se le presenten, generalmente la del mínimo esfuerzo, y repito, al menos yo intento con serias y fundadas dificultades entender.
Para los que como yo crean que es conveniente seguir con nuestros objetivos y no perder la moral, aunque seamos pocos, añado que Cervantes ya decía hace muchos años, que era mejor ser loado de los pocos sabios que burlado de los muchos necios.
Así, que:
¡Paciencia y barajar!
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