Como ya he puesto de manifiesto en mis libros y en comentarios en este blog, en Asturias es más frecuente que en otras zonas, encontrarse con lámparas que han prestado servicio en las minas, que al jubilarse el minero pudo llevar para casa, en algunos casos, la que durante años fue su compañera diaria inseparable.
Entonces el lampistero se encargaba de prepararla y ponerla en condiciones ideales, si fuera preciso, y como en la que aparece en la imagen de hoy se marcaba con una leyenda, en este caso en la coraza, aunque es más frecuente con una chapa soldada o añadida a la cepa.
Desde mi punto de vista, cuestión que no todos comparten, sobre todo si no han vivido nunca en Asturias, estas lámparas tienen un valor añadido en cualquier colección que se precie, pues además de tener certeza de su uso en la mina o pozo donde se utilizó, añade el dato de la fecha, que con el paso del tiempo se irá haciendo imprescindible, será una certificación, y por tanto, reitero, un valor añadido para la lámpara.
Entonces el lampistero se encargaba de prepararla y ponerla en condiciones ideales, si fuera preciso, y como en la que aparece en la imagen de hoy se marcaba con una leyenda, en este caso en la coraza, aunque es más frecuente con una chapa soldada o añadida a la cepa.
Desde mi punto de vista, cuestión que no todos comparten, sobre todo si no han vivido nunca en Asturias, estas lámparas tienen un valor añadido en cualquier colección que se precie, pues además de tener certeza de su uso en la mina o pozo donde se utilizó, añade el dato de la fecha, que con el paso del tiempo se irá haciendo imprescindible, será una certificación, y por tanto, reitero, un valor añadido para la lámpara.
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