Según ibas avanzando por las galerías, te ibas dando cuenta, que todos los útiles que armoniosamente dispuestos en el lugar adecuado, formaban un conjunto que distraían al numeroso grupo de franceses que nos acompañaba en la visita, y que prestaban gran atención a lo que el guía les mostraba y explicaba.
¿Cuántos de estos objetos se podrían recuparar todavía en las Cuencas de Asturias? Su destino, incierto, la chatarra para muchos. Pero prosigamos con el comentario.
A nosotros nos pusieron un traductor, una especie de teléfono que se activaba según el número que tecleabas y que estratégicamente estaba colocado en los lugares donde se detenía el guía.
Uno de los visitantes, minero, me explicó detalles precisos sobre la iluminación que les planteé. Se extrañaban que el flas de mi máquina dirigía la luz hacia la gran multitud de objetos que iban apareciendo en el recorrido de un kilómetro que medía la galería, algunas de cuyas imágenes las puedes seguir viendo hoy.
Pero mi objetivo prioritario, las lámparas de mina estaban en el exterior, por eso esperaba con ilusión el momento en que...
Sigue...
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