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martes, 24 de enero de 2012

Museos: Dinamizadores de las Cuencas mineras asturianas o despilfarradores del esfuerzo de generaciones de trabajadores (4)


Mina Fortuna en Turón, Mieres. Foto gentileza de José Luis Gómez.



Un tercer caso que quiero comentar es el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León, en Sabero. Situado en un lugar precioso, pero bastante aislado en determinadas épocas del año como el invierno. Este sí tiene un caparazón digno de ser mencionado, la Ferrería de San Blas, donde se instaló el primer horno que quemó carbón de piedra en España que de por sí justifica un viaje y un recuerdo inolvidable del lugar.
De Minería hay poco, de Siderurgia más, pero tiene un equipo dinámico al frente que prepara actividades paralelas, exposiciones temporales, conferencias, tertulias, proyección de documentales…, algunas de ellas he tratado con especial atención en este blog, que te permiten cada vez que vas, encontrar cosas diferentes. He ido una semana y he tenido que volver a la siguiente porque había nuevas actividades que me interesaban presenciar.
Pero volvemos a encontrar cosas raras. Cuando está por desarrollar toda la parte de la minería en este museo, con un potencial de crecimiento inmenso por disponer de numerosas instalaciones en las proximidades muy bien conservadas; un observador, quien les escribe, ve desde la proximidad asturiana la incongruencia de que la cabezonería de alguien, los expertos, o no sé quién, se empeñó en la misma provincia de León en enterrar miles de millones en un nuevo Museo Nacional de la Energía, en Astorga… que ha abierto al público una central hidráulica y eso sí, añadido más caparazones, hotel o albergue… y, de momento: nada de nada. Seguro que como desgraciadamente siempre ocurre en estos casos, uno por otro, la casa sin barrer.
Tratamiento especial debería dedicar en este apartado a Almadén, Linares-La Carolina y Riotinto, pues de todo tipo de utensilios de esa procedencia aparecen en los museos europeos. Parece lógico. Los dueños eran foráneos y los técnicos también, aunque muchos de ellos enraizaron en España, otros volvieron, y por lo que se ve, no de vacío. Con especial tristeza siempre recuerdo la única escultura romana que existe en el mundo con un minero portando una lucerna encontrada en Linares, Jaén, y que se conserva en lugar muy preferente pero, en el museo minero de Böchum, en Alemania.
Para finalizar y cumplir lo prometido, puedo decir que sobra material para hacer uno o varios museos, lo que ocurre que las colecciones que pudieran ser merecedoras de tal privilegio, acabar en un museo, han sido formadas a base de mucho esfuerzo, dedicación y dinero y, pocos, estarán dispuestos que a cambio de que aparezca su nombre en una esquina de un panel, cedan de modo altruista su colección, si la misma es propia para estar en uno de ellos.
Me voy a referir a partir de ahora a las lámparas de mina, que es lo que más conozco. Ni D. Luis Adaro cedió al Museo de la Minería de El Entrego, al que tantas horas y trabajo dedicó, las de su colección que continúan en su fábrica de Gijón.
En Madrid existe en manos privadas la mejor colección que pueda reunirse en el mundo o que se pueda admirar en cualquier museo que se precie, lo digo sin riesgo a equivocarme. Existen todo tipo de utensilios utilizados por los técnicos mineros del siglo XV, XVI, XVII y XVIII. Sí, del siglo XIX tal vez haya más cosas en el Museo de Londres, pero de la minería mencionada estoy seguro que en ninguna parte. Las cuatro o cinco mejores piezas de esta época que existen en un museo alemán están cedidas en depósito por el dueño de esta colección. Se complementa con una colección de lámparas de mina de alucinar y una completísima biblioteca de la época de la obra de Agrícola De Re Metallica con decenas, por no decir casi todos los volúmenes de minería publicados en estos mencionados siglos.
La mejor colección de minerales de los Picos de Europa está a la espera de un caparazón adecuado.
A mí me han ofrecido colecciones de 100 ejemplares de lámparas de mina asturianas y por ahí andan sin nadie que las compre.
Pero sólo cuando haya una adecuada ley de mecenazgo donde empresas o instituciones, a cambio de un buen tratamiento fiscal intervengan, si para entonces queda algo de ellos, se podrá dotar a estos caparazones de contenido, eso sí, escogiendo gestores diferentes a los actuales que hagan atractiva su visita, además del paisaje y gastronomía que están garantizados de forma permanente en este privilegiado lugar que es Asturias.
Pero antes tendrán que cambiar algo en otras muchas partes relacionadas con los museos. No es de recibo que a día de hoy en el Museo de la Escuela de Ingenieros de Minas de Madrid, en teoría quien más debería saber y velar sobre el tema minero en España tengan lámparas mal catalogadas, se les anuncie y nada… No es de recibo que después de casi mil comentarios en este blog encabezados por la frase: Hay más lámparas de mina asturianas en alguna colección fuera de Asturias que sumadas las de todos los museos asturianos juntos, si exceptuamos las del Museo de la Minería de El Entrego, tampoco tenemos ninguna novedad, porque a nadie le interesa tratar de mejorar la situación, que estoy convencido es posible.
Mi última reflexión, motivo de este largo comentario será para Diego, flamante director del Museo Minero de Fontao, en Pontevedra, Galicia, a quien le pido prudencia, que sé que tiene y, que tenga muy claro lo que quiere para mostrar antes de tomar decisiones. Cuando lo sepa, que lo vaya buscando poco a poco, que hay de todo en estos momentos en el mercado, menos dinero… Mi opinión sobre las lámparas de mina desde hace tiempo la conoce y le añado, que no se olvide de Sargadelos y su historia aunque sea metida en un sólo armario. ¡Ánimo y suerte!
Todo es cuestión de recordar a Cervantes para estos casos: ¡Paciencia y barajar!

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