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miércoles, 7 de noviembre de 2012

Museo: Tendrá buen futuro


Aspecto de la fachada principal del Museo de la Conserva de Candás, ayer. Braulio Fernández


Es al menos mi impresión y carece de importancia. Los objetos a mostrar proceden de antiguas instalaciones, aportando herramientas originales  más allá de buscar otros argumentos, deseando que el lector lo conozca y se entretenga.
Desde hace tiempo tengo esta noticia de la que no guardé fecha de publicación en el diario La Nueva España de Oviedo.

 Candás,



Braulio FERNÁNDEZ



Las obras de reforma de la vieja fábrica de conservas de Ortiz, situada en pleno centro de Candás, concluyeron ayer tras cinco meses de trabajos a cargo de la empresa Dragados. Se trata de la primera y la más costosa fase de las dos de que consta la conversión de la vieja conservera en Museo de la Pesca y la Conserva regional.
El proyecto de rehabilitación, llevado a cabo con un presupuesto de 738.520 euros, ha permitido que el edificio, anteriormente en ruina, presente ahora un aspecto remozado, en el que la fachada principal mantiene los rasgos clásicos del estilo conservero, mientras que se han añadido algunas trazas modernas a la estructura, principalmente mediante la colocación de un gran techo de cristal. A la parte posterior del edificio se le ha dado un aspecto menos decorativo.
La edificación se ha levantado en tres plantas principales, de las cuales la más importante, que aglutinará la mayor parte de la actividad del centro, es la más baja, situada en el falso sótano de la fábrica.
La planta inferior alojará la gran sala expositiva del museo, que contará con 407 metros cuadrados libres para la colocación de los centenares de piezas rescatadas de las viejas fábricas conserveras de Candás que son propiedad del Ayuntamiento. Hoy, esas piezas están en su mayoría en el Aljibe situado bajo el parque de Les Conserveres. Además, este semisótano contará con otro de los espacios más destacados del museo, la sala de audiovisuales, situada junto a la gran sala expositiva, en una planta que contará, a su vez, con un almacén y otras salas de tamaño más reducido.
En la planta baja será donde se sitúe la recepción principal del centro, con dos corredores de grandes dimensiones y una tienda donde vender artículos y libros relacionados con la industria conservera.
Aún queda, eso sí, una segunda fase de obras para que el centro tenga vida. «Dentro queda el ladrillo, ahora hay que buscar subvenciones a todos los niveles de la administración», señalaba ayer la concejala de Urbanismo municipal, Cecilia Tascón, quien no descarta que esta segunda fase se lleve a cabo «con presupuesto municipal». Eso sí, con lo que no podrá ejecutarse lo que queda del museo de la conserva es con el dinero que ha sobrado de la subvención del Ministerio de Cultura para la primera fase. Se trata de unos 600.000 euros que servirían para completar todas las obras, pero «hay que devolverlo», sentenció Tascón. No obstante, la edil se muestra optimista y considera que la obra «puede concretarse en este mandato, y así dar vida al museo, y también al centro del pueblo».

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