José Luis Gómez, colaborador habitual de blog, me ha enviado esta imagen donde aparece un castillete de los muchos que existen en los valles mineros de Asturias y un primer plano de una lámpara de seguridad que dos jóvenes sostienen, formando el conjunto una bella estampa.
La primera sensación que percibo es un claro homenaje a los mineros y a la minería.
La segunda sensación me hace recordar y pensar. Me remonta a la época en que por sendas como la que vemos, antes de estar asfaltada, discurría un ferocarril minero. Los jóvenes no paseaban por ella, en todo caso se usaba como un atajo para llegar primero a algún lugar o al tajo antes de que tocara el turuyu, sonido emitido por un altavoz que anunciaba el inicio de la jornada laboral en el pozo. Ahora no hay mina, ni vías, ni turuyos... Sigue habiendo jóvenes con escaso trabajo y porvenir incierto. Nos queda el recuerdo. Es poco.
¡Gracias José Luis!
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